Ya no oyes la música, ni siquiera eres consciente de la gente que hay a tu alrededor. Ya sólo quedas tú. Tú, el tequila y esa barra que casi es como una tabla para el naufragio de tus sentimientos.
Más de dos años has esperado para decírselo. Y justo cuando parecía que la vida iba a dedicarte una sonrisa, las cosas han vuelto a torcerse.
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